viernes, 14 de marzo de 2014

El que mucho abarca, poco aprieta.


 A continuación, se expone una síntesis de tres columnas de opinión publicadas en distintos medios virtuales, respecto de la educación y la lectura en Chile. Posteriormente, expongo mi opinión respecto de estas y sugiero una columna de Mario Waissbluth, director de Educación 2020, que permite profundizar en el tema.

En la primera columna, Catalina Estéves -historiadora e integrante de la organización Educación 2020- expone sus impresiones respecto de la implementación del ranking de notas en enseñanza media al proceso de selección para ingreso a las universidades en Chile. Defiende la medida afirmando que permitió que estudiantes con méritos académicos y bajos recursos ingresaran a universidades prestigiosas y tradicionales, pero afirma que es preciso que la totalidad de la oferta universitaria se adscriba a esta medida para que alcance real éxito. Luego, destaca la importancia de la educación inicial como una oportunidad para disminuir las diferencias en los aprendizajes que desarrollan niños pertenecientes a distintos estratos de la sociedad.

La segunda columna, escrita por Mauricio Electorat para el Mercurio, compara la actual sociedad chilena con la retratada por Voltaire en 1759 con su personaje Cándido. Así, el autor critica las bajas tasas de lectura en Chile, las que no son un impedimento para que este sea considerado un país que está ad portas de convertirse en "desarrollado". 

Por último, a través de una columna en El Mostrador, la educadora de profesión María Victoria Peralta hace referencia al escenario actual de  la educación inicial en Chile, criticando que esta mantenga aún un rol asistencialista, frente a tasas de cobertura que están alcanzando niveles ideales. Para la autora, es preciso que la sociedad en su conjunto, modifique sus pretensiones respecto de esta, con el fin de que cada centro educativo proporcione educación de calidad a las niños y niños que atienda.

En las tres columnas presentadas se observa una crítica en particular, la cual dice relación con la concepción que se tiene, a nivel de sociedad, respecto de la educación. Esta es –lamentablemente- un bien que muta según el grupo de interés que lo regule y a mi juicio, se le atribuye a esta un rol de movilidad social que no es capaz de proporcionar, debido al estado paupérrimo en el que se encuentra en cuanto a calidad e igualdad. Las posibilidades de acceder a una buena educación inicial, a una buena universidad; y a un ambiente letrado de disfrute de la lectura, se modifican drásticamente dependiendo del sector de la sociedad en el que el sujeto se encuentra inserto, o “encerrado”, según sea el caso.

Otro aspecto que sustenta la tesis presentada es el exceso de contenido que cada año tanto docentes como estudiantes deben trabajar. Tal como postula Mario Waissbluth en su columna “Poda curricular”, existe una evidente intención de abarcar gran volumen de contenidos tales como fechas, formulas, nombres, entre otros, y ninguna real intención de que las y los estudiantes logren desarrollar habilidades para toda la vida, las mismas habilidades que Peralta afirma, deben ser propiciadas desde el Jardín Infantil.

El caso chileno ilustra perfectamente el dicho “El que mucho abarca, poco aprieta”, lo que se está traduciendo en el desperdicio de una docena de años de vida en un sistema que reproduce un circulo vicioso de oferta y demanda de un bien de mala calidad. Las escuelas y sus docentes no alcanzan a cubrir la totalidad de los contenidos establecidos en el curriculum oficial. No obstante, este es evaluado a través de pruebas estandarizadas que miden el cumplimiento del 100%. Como si esto no bastara, las escuelas de menos recursos deben luchar contra dificultades de diversa índole que les impiden alcanzar puntajes aceptables, dejando de recibir así los incentivos económicos que son tan necesarios para la escuela.

Paradójicamente, cada cambio de mando trae inevitablemente la publicación de nuevos documentos curriculares -que debido a la complejización del conocimiento en la sociedad- están cada vez más atochados de contenido. Por tanto, es posible predecir que prontamente directivos, docentes y estudiantes estarán enfrentando un nuevo desafío para lograr una salida airosa de lo que en Chile se denomina “educación”, la cual está enfocada en la memorización de datos y no en el desarrollo de habilidades, representación de lo que la sociedad considera, es el fin de la educación.

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